lunes, 2 de mayo de 2011

Incredible India (I)

Empiezo el relato por fascículos de nuestro viaje a la India. Un viaje impresionante como leeréis en los próximos días. El slogan del turismo de India es "Incredible India" (increíble India), y no les falta razón.

15.de Abril.- 04.00h. Empieza el viaje cuando suena el despertador. El taxi viene a recogernos en media hora. El avión hacia Bruselas sale a las 06.40 y es mejor estar con tiempo en el aeropuerto. Madrid-Bruselas-Delhi con una hora de conexión en Bélgica. Parece justo y de hecho lo es.
Primero sorpresa al llegar, hay overbooking en las reservas pero al ver que vamos a Delhi nos dan prioridad y nos embarcan en lo que llaman Business, lo que en un B737 no es más que una separación de los asientos de adelante y los de atrás. Aún así nos dan un desayuno durante el vuelo, algo es algo. El vuelo sale con 30 minutos de retraso, tal y como cuando fuimos a Japón en 2008. Ya sabíamos que nos tocaría correr en el aeropuerto de Bruselas, pero no pensamos que tanto.

Efectivamente llegamos a Bruselas y salimos pitando hacia la otra terminal. Hay países que se hacen más odiosos que otros y es cierto que no tengo argumentos objetivos para decirlo pero es que la actitud de algún trabajador del aeropuerto casi nos hace perder el avión a Delhi. No nos dejaban pasar por una entrada de urgencia y tuvimos que hacer varios minutos de una cola interminable. Al final nos dejaron pasar por una entrada prioritaria que más que un control de pasaportes parecía la salida de una carrera popular. Dijo esto porque eramos como 25 personas las que íbamos desde Madrid a Delhi y salimos todos corriendo como si nos fuera la vida en ello.

Llegamos sudando y a 150 pulsaciones al mostrador de embarque. Allí nos tranquilizaron después de vernos sudando como pollos y de avisar que venían varios pasajeros corriendo por la terminal. El avíón era un A330 de Jet Airways. Nunca habíamos volado en esta compañía y tengo que admitir que, sin estar a la altura de otras como JAL, está a un nivel muy alto de servicio.  Nos habían hablado muy bien de ella y estuvo a la altura.

En el avión tuvimos el primer contacto con la comida india (se debe decir india y no hindu, ya que esta palabra hace referencia a la religión Hinduista) Picante, por supuesto, que esperábamos. Pollo y arroz. Menta y azucar después de la comida para suavizar el estómago. Nos comimos lo justo para ir tomando contacto poco a poco; no era cuestión de tener diarrea el primer día.

El vuelo fue muy, muy tranquilo. Prácticamente sin turbulencias y el tiempo de vuelo no especialmente largo (7,40 horas) Quizás cruzamos más de 10 países (Croacia, Bulgaria, Turquia, Irán, Irak, Afganistan, etc...) una pena que no estuviéramos en ventanilla. De todas formas encontramos entretenimiento porque teníamos al menos diez películas de estreno (El discurso del Rey, Harry Potter y las Reliquias de la muerte, 127 horas, ...) así que manos a la obra nos pusimos a ver cine.

Entre películas, comida y tetris aterrizamos en Delhi a las 22.40 hora local (19.10 hora española) y ahí nos encontramos la última de las sorpresas del viaje: nos habían perdido las maletas a todos los que volamos desde Madrid. Nos confirmaron que las maletas se habían quedado en Bruselas porque no había dado tiempo a hacer el transfer así que hicimos nuestra pertinente reclamación y salimos a que nos recogieran para llevarnos al hotel. Para ser positivos y viendo el vaso medio lleno, India es el sitio más apropiado para que te pierdan la maleta. Como veríamos en los próximos días no hay ningún problema en llevar la misma ropa durante varios días en este país; lamentablemente más del 50% de la población va más sucio que tú.

Aunque ya íbamos cansados, el tráfico nocturno de la ciudad de Delhi nos dejó una sensación como de comic. Ese tráfico no era normal. "Estamos cansados", pensamos, es por eso que nos parece todo muy caótico. ¡Qué equivocados estábamos! El resto del viaje no sería suficiente para acostumbrarnos al tráfico de la India. Pero eso será en otro capítulo. 

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