sábado, 29 de septiembre de 2012

Reflexiones

Reflexiones en voz alta. Venía pensando el contenido de este post desde que me monte en el avión hacia Riad (Arabia Saudi) el pasado miércoles por la mañana. Empece pensando si soy tolerante o no, ya que siempre me he considerado respetuoso con las culturas con las que me he encontrado y me sigo encontrando en mi vida. Básicamente pienso que el comportamiento de las personas viene determinado en un gran porcentaje por la cultura en la que han crecido o vivido la mayor parte de su vida, y un menor porcentaje por la educación que han recibido. Bastante cándido por mi parte, tengo que admitirlo.

Desde que llegue a la terminal y a la puerta de embarque me di cuenta que iba a ser un viaje muy interesante. Ya en la puerta de embarque la cola estaba fundamentalmente formada por gente de la India, locales (es decir, Sauditas) y diez o doce europeos. La mayoría de los pasajeros indios estaban en la cola tan pegados unos a otros que prácticamente no quedaba sitio ni para que pudieran respirar. Mi sensación era como si pensaran que entrar mas tarde en el avión les podía dejar sin plaza o algo así; en ese momento me pareció cultural y, hasta cierto punto, lógico.

Ya en el avión el pasajero que tenía sentado al otro lado del pasillo (era Saudita) estaba ya recostado en su sillón, con las gafas de sol puestas y se había puesto la manta por encima de la cabeza. Lógicamente la azafata le llamo la atención para que se incorporara y pusiera el asiento en posición vertical. Su reacción fue como si le estuviera ladrando un perro. En Arabia Saudi la mujer todavía no puede conducir, sigue vistiendo la Abaya cada vez que sale a la calle, y no puede salir a la calle sin un acompañante masculino, prioritariamente un familiar (hermano, padre, marido), entre otras muchas cosas...

Pues bien, el garrulo que tenía a mi lado se quedo en la misma posición en la que estaba. Así que la azafata siguió con sus comprobaciones por el avión. Ya cuando rodábamos hacia la pista de despegue, la azafata se volvió a acercar a el para pedirle por favor que se incorporara a lo que el tipo contesto "go, go", vamos, que le dejara en paz. Otro azafato y yo mismo le empezamos a decir que no podía despegar con el sillón tumbado. Parece que entre los tres convencimos al pedazo de mulo de que tenía que poner su sillón vertical y lo hizo. Mi reflexión es que una parte de la población es tan arrogante que creen que pueden tratar a la gente como basura. Y esto no es cultural, sino educación, o al menos eso pensé yo en ese momento del día...

Ya en la pista y con el avión cogiendo velocidad miro hacia atrás y veo que uno de los indios se pone a hablar por teléfono a voces. Lo miro, lo miro otra vez y el tío sigue su conversación teniendo el detalle de colgar antes de que el avión empiece a subir. Detallazo. Cultural? Educación? No se ha montado en un avión en su vida? No ha escuchado las instrucciones de seguridad o no las entiende? Sigo reflexionando e intentando mantenerme tolerante aunque en ese momento ya me cuesta bastante ya que me pone bastante nervioso despegar con un tío hablando por el móvil.

Aterrizamos en Riad y nos vamos a los famosos controles de inmigración de Arabia Saudi. Tiempo medio de espera en este país, 90 minutos tanto en Riad como en Jeddah. Imposible planificar una reunión con tiempo. Esta vez no iba a ser diferente. Iba con un compañero británico y nos ponen a los dos y a los que parecíamos europeos en una cola diferente al resto, la mujeres en otra cola, los indios en otra y empiezan a movernos de una cola a otra sin razón aparente. Los funcionarios, ataviados con ropa militar, se ponen a gritarse entre ellos, a saludarse y darse abrazos, a hablar durante diez minutos, masticando chicle ostensiblemente, mientras todos estamos esperando allí en la cola. En total bastante mas de una hora esperando. Cultural? Ya no se ni que pensar, pero por dentro me pregunto que porque un país con los mejores recursos naturales del mundo en cuanto a petróleo y piedras preciosas tiene esta actitud frente al exterior. En ese momento ya me doy cuenta que no es mi tolerancia, no tiene nada que ver con eso, es la actitud de todo un país, contrastada por todos los que en algún momento lo hemos visitado. 

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